Hace diez años, por estas fechas, fue el último día de
clases en el colegio. Me acabo de dar cuenta, porque estoy estudiando asuntos
relacionados con educación, con nuevas formas de aprendizaje, y dicen que la
escuela tradicional aburre a los chicos, que no hay participación, es sólo un
profesor hablando y gente tomando apuntes. Pero yo tengo un recuerdo muy
diferente…
Al llegar a la Universidad, todos mis compañeros comentaban
que esa etapa había sido un suplicio, una opresión, poco menos que una tortura
de la que al fin se habían librado. Mientras que yo soñaba noche por medio de
que “pasaba algo” y teníamos que volver al colegio, me encantaba la idea de
cursar quinto medio, sexto medio, y así infinitamente. Aunque también en otras
ocasiones pensaba que quizás en algún otro colegio más exigente hubiera
aprendido más (como si en cuarto medio no hubiera estado con el ojo tiritando
del estrés… literalmente). Supongo que era la escusa por verme menos culta de
lo que me hubiera gustado, pero ahora me doy cuenta que la idea de un colegio
más exigente era una soberana estupidez.
Como contaba, en los textos que estoy leyendo sobre una
“nueva educación” hablan de la necesaria revolución educativa para que el aula
se vuelva un lugar “habitable”, donde no hayan alumnos y un profesor, sino más
bien una comunidad qua aprende junta, que se abran los espacios a otro tipo de
actividades más interactivas y creativas. Y yo me pongo a recordar…. La verdad,
que desde la perspectiva actual, hay muchas cosas del colegio al que asistimos
que me parecen mal, autoritarismos, imposiciones, pensamientos rígidos en
muchos aspectos, por ni comentar que a las chicas embarazadas se les
“aconsejaba amablemente” que no asistieran a clases, y así otras muchas
burradas. Sin embargo, al mismo tiempo me sorprende de que hubiera un grupo
importante de profesores tan creativos y jugados, más encima, dentro de lo
“opulento” que era nuestro colegio en permanente casi quiebra. A pesar de todo,
muchos recordamos una atmósfera acogedora, un espacio en el cual nos
sentíamos bastante integrados, que fue el marco para innumerables locuras e
invenciones varias. Yo al menos lo recuerdo con mucho cariño, bueno cariño y
humor, porque creo que la cosa que más hice allí dentro fue reir, bueno y
comer… es que rumiabamos todo el día!
En los estudios aquí en España, gran parte de mis compañeros
(que sin duda han tenido una educación mejor y con más recursos) me comentaban que nunca habían
hecho una presentación en público ¿Qué? Pues yo no sé si hacíamos en el colegio
presentaciones muy buenas, pero recuerdo pasar la mitad del tiempo disfrazada,
con un títere en la mano, grabando videos surrealistas para hablar de los
diptongos, o al menos es la parte que más quedó en la memoria. Me acuerdo de la
Anita Lazo, vivía inventándonos actividades en grupo, para todo, y tomándose
con humor cuando la imitábamos ( i-mi –taaaaa-ba-moooos). Videos, grabaciones
en cassete, sketches y un montón de experiencias en donde ya hicimos todo el
ridículo que se puede hacer de por vida. Además todo esto en un ambiente de muy
buena onda entre compañeros, del cual quizás solo fuimos conscientes después de
salir. La Gigliola con sus ataques de locura y desenfreno en la esquina de la
sala, para momentos después estar
tranquilamente maquillándose detrás de la cortina y estudiando para la prueba
de historia. La Nicol alegando que no puede haber prueba el martes porque la
Mona estaba de cumpleaños. Y cambiaban la prueba po!! Otros más serios, más
reservados, otros más locos, más mateos, más perdidos. La Danissa que paseaba
un autito con un pañuelo, la Dani con la Nataly siempre al frente del profe
obteniendo the information. Al Claudio o "Fibraudio"que no se le podía bajar del escenario
bailando techno, las chiquillas copuchando, al Diego haciendo polémica por algo
jaja y el Ricardo rallando la papa… bueno, nosotros dos rallando la papa. Las cagas,
los cahuines, las fiestas, los café concert, las completadas, los paseos, la
“Noche Lait” con muchas papas fritas y espectáculo de primera en nuestro
escenario (con guarén incluído), las alianzas, los que se iban a los videos a
los pool o a la línea del tren, los que llegaban siempre tarde (la Cri), los
torpedos en Word, los asquerosos papeles en el techo, los amores y desamores,
la Dalva obsesionada con que nos abrocháramos el delantal, la huelga breve
porque cambiaron al Fabrizzio de curso, el profe adorado y bakán, y al que no le
fue muy bien (la profe del calcetín jajaja) al menos para mí todo suma una
experiencia enriquecedora en un ambiente que te estimulaba para ir cada día, en
el que te sentías casi siempre acogido, algo que parece fácil pero que ahora
pienso, es una inmensa fortuna, una suerte.
¿Estudiar? Nunca solos, si la prueba era a las doce nos
poníamos a compartir los resúmenes desde tempranito (entre que masticábamos el arroz inflado que compraba la Chanty), los que cachaban más iban explicando, y al
explicar los iban corrigiendo y la cosa se iba aclarando. Los estudios de
matemáticas en la casa del Ricardo, a veces con casi todo el curso, y después
de comer mucho, sacar la vuelta y hasta cantar y bailar, nos poníamos
efectivamente a estudiar, y resolvíamos dudas entre todos. Me acuerdo que no
había forma de que me entrara en la cabeza el asunto de los logaritmos, y un
día estábamos estudiando en las mesas del mall y llegó el Fernando lo explicó y
por fin lo entendí, como que se abrieron las nubes aaaaaaaah! (cantos angelicales) jajajjaa.
Tampoco se me olvida cuando estudiamos las partes de la célula, y con otros
teníamos como un show en donde mi estuche era la mitocondria y el cole del pelo era el
nucleo, y no se quien hacia de aparato de golgi. O sea, cabros, asumámoslo, la
creatividad y el entusiasmo se nos salía por los poros. Bastante lejos del
retrato de escuela aburrida que estoy leyendo, y bastante cerca de esas
revoluciones super cachilupi chachipiruli.
Así que hay mucho que agradecer al grupo de personas que
formó el curso, como también otros cursos con que nos relacionábamos, y por
supuesto a muchos profes jugados o a ciertas cosas que hacía el colegio, que
ahora se los cuento a otras personas y les parecerá una broma. ¿Se acuerdan el
día del alumno? Esa sesión en que nos daban el gusto absoluto y los profes hacían
los sketches más ridículos que podrían hacerse para que muriéramos de la risa.
Al Sambra disfrazado de mono (en una clara referencia a si mismo) saltando por
el escenario y la Anita Lazo de niñita chica, la Leticia de chora (era terrible
de buena en el escenario), o en las alianzas la Alejandra de Punk??? una
locura. Así que agradezco a todos, al tío Lucho, al tío Adolfo, a los profes
buena onda y a los que no tanto que también lo intentaban muchas veces jajaja.
Pero especialmente a mi curso, que fue mi mundo de aprendizaje, ese aprendizaje
integral del cual los teóricos hablan ahora y que yo tuve la suerte de vivir en
parte. Gracias a todos, y la mejor de las suertes en sus vidas!